Tras pasear sólo unos minutos por el Salón del Automóvil de Frankfurt era fácil darse cuenta de cuáles son los próximos planes de los constructores a medio plazo. Coches eléctricos, prototipos híbridos, motores bivalentes de gas y gasolina... Aún así y a pesar del gran número de prototipos y proyectos futuros, son pocas las marcas que ya disponen de un modelo libre de emisiones listo para producirse en cadena. Las alternativas de la movilidad del futuro son y serán muchas, y apostar por una de ellas en concreto es aún bastante temerario. Pero hay que arriesgarse. Es una excelente oportunidad, sobre todo para aquellos constructores cuyo volumen de mercado no es destacable.
Por todo ello no deja de sorprenderme la actitud de una marca como Subaru. Uno ya está harto de ver el mismo prototipo R1e, un utilitario totalmente eléctrico perfectamente trasladable a una cadena de montaje, en todos los salones del automóvil. Pero parece que el pobre R1 se quedará en prototipo cuando actualmente dispone de un gran nicho de mercado en países como el nuestro, con el Proyecto Movele dando sus primeros pasos.
De nada han servido las súplicas de los responsables de Subaru España intentado convencer a los mandatorios nipones sobre la conveniencia y oportunidad de importar un vehículo eléctrico a Europa y, más concretamente, a nuestro país. La cosa tiene delito teniendo en cuenta que en Japón ya se están probando en flotas de instituciones y empresas el Subaru Stella eléctrico. Pero por lo que se ve el fabricante japonés quiere ir poco a poco y de exportar, nada de nada.
Que vaya con cuidado Subaru porque en la industria de la automoción las cosas están pasando muy rápido y oportunidades como ésta no aparecen cada década.
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